Tuvimos una buena participación: 15 personas:
Susana, Nerea, Olga, Conchita, Rafael,
Nacho, Juana, Fernando, Anna, Maíta, Pili, Juanjo, Juan, Concha,
Antonio.
Paseo seco, como corresponde a la época
estival avanzada. Andarín: casi 5 km
Primero nos ocupamos de la distribución
de coches, buscando “los más altos de bajos” para evitar que las
“rodadas” del camino que une la carretera de Navafría con El
Guijo hicieran alguna faena.
Y nos despidieron mutitud de Aviones comunes en los árboles de Duramás:
Después de las fotos iniciales reglamentarias,
comenzamos la marcha viendo plantas ya secas, que
repasamos: (pongo fotos de las plantas en flor, no secas como estaban
ya el domingo)
Anthyllis, que conocimos fresca en
Barrancones
Odontites, aún dudosa su
identificación
Armerias (con su pajita de distinción) y Escabiosas,
Petrorrhagia, que yo llamo clavel
acorazado, ya solo con la coraza, sin flor
Ruta: planta maloliente usada para
reparar la fragilidad capilar
Sedum album, con
multitud de semillas
Juniperus, que por aquí hay el
communis y thurifera. El oxycedrus por ejemplo en La Canaleja.
Centaureas ornatas y calcitrapas
Pistorinia fea y seca, pero con su
inconfundible forma de largo cáliz
Euphorbias, ya solo en las sombras, metidas en la zona boscosa.
Staehelina dubia, que tenía ya los
pinceles (vilanos) abiertos
Leuzea conífera relativamente abundante
Santolina, bolina , que ya no tenia
aspecto de “bola” ni en las flores ni en la planta completa...
Daucus, apegotonado en el fruto maduro
Al llegar a un giro del camino se ve
Pedraza de refilón. No nos detuvimos y poco más allá apareció Juan, que venía subiendo desde La Velilla:
Seguimos andando y, al terminarse el camino, llegó el caos.
No había senda, ni orientación de dirección a seguir. Al estar en la parte alta de
la meseta de Las Lindes, y con abundante arbolado, no veíamos nada
a lo lejos que nos orientara.
Escuché muchos comentarios y voces:
¿Ande vais por ahí? !!!!
¡Que ha dicho Juan que más pallá!!!
¡No bajéis tanto, que luego habrá
que subiiiiir!
¡Por aquí veo un paredón!
Pero... ¿y luego hay que volver por el
mismo sitio?
¡Mas a la izquierdaaaaa! ¡A la izquierda de quééé!
Pero...¿ande está Juan...?!!!!
Pues... nos dejamos caer hasta La Velilla
y que nos vengan a recoger...
Al fin dimos con un hueco por donde se
veía La Velilla un poco, y más tarde llegamos al lugar pedregoso ya conocido
en visitas anteriores (de Concha y Antonio), desde donde se ve todo el pueblo
Ya más tranquilos, volvimos a través de la zona boscosa muy
bonita decorada con musgos y líquenes
Reencontrado el camino, "La Soriana" arreó palante , metió el
turbo y realizó una escapada que duró hasta el repecho del camino,
donde se formaron grupos de dos-tres participantes, y más atrás un pelotón muy
estirado.
Todos los participantes iban llegando.
A alguno creo que le dió tiempo para jugar a los barcos, pues al
llegar repetía:
¡Agua, Agua..!
Unos contemplaban la llegada del pelotón sujetando una pared:
Otros miraban el goteo de participantes, sin darse cuenta que Nerea recibía un celeste rayo celestial de ciencia infusa infundida (por eso sabe tantas plantas...):
Y luego, esta vez sin mesas
Duramasienses (el maletero del coche hizo las veces), los rebozos de Sanabria, choricito, rosquillas, café... y corriendo a casita,
que se hizo tarde y llegamos a la Villa justito a las once.